Historia de la Aromaterapia

La historia de la Aromaterapia comenzó con el hombre de Neandertal, ya hace más de 10.000 años. Dicen que los antiguos egipcios, hace 4500 años, utilizaban una gran variedad de aromas, algunos de los cuales eran consagrados a ciertas divinidades, como, por ejemplo, el incienso al Sol, la mirra a la Luna.

La aromaterapia, entendida como la curación con aceites esenciales tuvo un renacimiento a principios del siglo 20, después de haber sido usada en forma rudimentaria por las principales culturas antiguas del mundo como una extensión de la fitoterapia y después de haberse extendido en la Europa de la edad media las mejoras técnicas en destilación introducidas por la cultura árabe.

Se sabe que la aromaterapia se viene usando desde los principios de la humanidad. Al quemar algunas plantas observaron que producían beneficios a la persona tanto físicos como psicológicos. En el año 3.000 antes de Cristo los sumerios dejaron las primeras recetas en tablillas de arcilla en escritura cuneiforme. Por el año 2500 antes de Cristo el emperador chino identifico los usos medicinales de más de 300 plantas. Los antiguos egipcios ya utilizaban a menudo el incienso y otros aceites aromáticos para sus rituales y para fines curativos. Y los médicos griegos (500 a´ños A.C.) utilizaban las plantas aromáticas para usos medicinales. Los romanos también lo usaron mucho, etc.

La escuela española de aromaterapia en el siglo X, ya estudiaba el arte de la perfumería y la cosmética. En las civilizaciones antiguas, el olor de las flores formó parte de los cultos y rituales religiosos y terapéuticos. El Rig Veda (texto sagrado del hinduismo y base de la medicina ayurvédica) codifica muy bien su empleo en la liturgia y en la terapéutica. En él se dice: «Plantas, vosotras que habéis existido durante tanto tiempo, incluso antes de que los dioses nacieran, ¡quiero comprender vuestros secretos!

Aromaterapia en la historia

El uso de aceites esenciales de origen vegetal con fines terapéuticos, lejos de una novedad, es una práctica ancestral, pero en los últimos años, con el auge de las terapias naturales y complementarias, ha cobrado peso. Vosotras, sabias plantas, curad a este paciente por mí.

En la historia de la aromaterapia tenemos que tener en cuenta a los médicos chinos, los egipcios, los judíos y los árabes. En la extrema unción de los enfermos forman parte de este ritual religioso y terapéuticolos aromas. La práctica médica griega recibió el nombre de iatría, que significa «el médico que cura mediante unciones aromáticas». La medicina tradicional china y la hindú (ayurveda), han desarrollado una fitoterapia que ha estado en uso continuo por más de 4 mil años.

El empleo de los aceites esenciales se expandió desde la utilización por los árabes de los alambiques, aparatos imprescindibles para la destilación de la planta y obtención de las esencias.

Aromaterapia ciencia antigua

Avicena le dedicó a la rosa uno de sus 100 libros y es la flor más preciada del islam. Ha estado siempre asociada a la belleza y al amor, a la profundidad espiritual, y también se ha estudiado su utilidad en el tratamiento de problemas de la piel, como reguladora de la menstruación y tónico circulatorio.

Tradicionalmente se ha asociado de forma intuitiva el mal olor con la enfermedad, de manera que se ha creído en la eficacia de aromas, perfumes e incienso para prevenir la expansión y el contagio de las infecciones. Los aceites esenciales de diferentes plantas han sido usados para propósitos terapéuticos desde hace siglos. Chinos, hindúes, egipcios, griegos y romanos los usaron en cosméticos, perfumes y medicamentos.

Hipócrates utilizaba sahumerios fragantes para desembarazar a Atenas de la peste. Este método se seguía usando durante la Edad Media, debido a que se desconocía como surgían y se difundían las enfermedades contagiosas. Los soldados romanos se bañaban en aceite aromático y se masajeaban regularmente con la creencia que ello les mantenía fuertes. En Mesoamérica eran utilizadas algunas plantas y flores aromáticas en infusiones para baños corporales.

Siglo XX

La palabra «aromaterapia» surgió a comienzos del siglo XX para referirse al uso de aceites esenciales y plantas en diversos tratamientos de enfermedades físicas y psíquicas. El término aromaterapia fue utilizado por primera vez por el químico francés René-Maurice Gattefosé en 1935. Entre el siglo XIX y los primeros años del siglo XX, en las farmacias y herboristerías se utilizaban plantas para elaborar infusiones y pomadas. Sin embargo, los secretos y los poderes escondidos en las plantas se perdieron a lo largo del tiempo y fueron substituidos por la ciencia.

En el siglo XX, en 1904, Cuyhbert Hall demostró el poder antiséptico del aceite de eucalipto. Más tarde, Rene Gattefossé, constató el poder cicatrizante de la lavanda. En 1937 tuvo un accidente en el laboratorio, que le produjo fuertes quemaduras. Para confortarse, metió la mano en una cubeta de aceite esencial de lavanda y quedo sorprendido por el bienestar que le produjo y porque le evitó lesiones en la piel. Lo usó como tratamiento de quemaduras y vio que la regeneración fue asombrosa. Con posterioridad, Jean Valnet describió el profundo efecto de las esencias en su tratado de aromaterapia.

Aromaterapia

En 1920 Rene-Maurice Gattefossé, químico francés, aplicó aceite esencial de lavanda a una quemadura sobre su mano después de sufrir un accidente en su laboratorio. Tras esto empezó a investigar la composición química de los aceites esenciales. En 1928 acuñó el término «aromaterapia» para resumir el efecto curativo de los aceites esenciales.

Más tarde el Dr. Jean Valnet, cirujano de la armada francesa, utilizó los aceites esenciales para tratar a los soldados heridos en combate y a los pacientes de un hospital psiquiátrico.  En 1964 Valnet publicó Aromathérapie, obra considerada como la base de la aromaterapia.

En los años 1950 Margarita Maury, masajista y bioquímica austriaca, introdujo la idea de utilizar los aceites esenciales en el masaje. Posteriormente, algunos fisioterapeutas, enfermeras, cosmetólogos y masajistas empezaron a utilizar los aceites esenciales.

Así, este mundo de los olores ha creado para la medicina toda una disciplina basada, sobre todo, en las esencias de las plantas, en su olor y en las características de sus aceites esenciales.

Aromaterapia

Los aceites y las esencias balsámicas, los ungúentos perfumados, y las resinas diluidas en vino fuerte eran utilizados de manera frecuente en la medicina, en la cosmética y para el embalsamamiento de cuerpos, considerando sus propiedades bactericidas y antisépticas. Pruebas de ello se encontraron en innumerables papiros e inscripciones en tímulos y edificios sagrados.

Después de quedar en el olvido durante miles de años, los aceites esenciales aromáticos recobraron su lugar en el arsenal terapéutico, además del simple uso popular, gracias a los modernos y numerosos trabajos que siguieron a los del padre de la aromaterapia, R: M: Gattefosse. A partir de 1936, este señor afirma que «después de más de 30 años de experimentar, los médicos y químicos quedaron sorprendidos por las múltiples propiedades microbicidas, antisépticas, antivíricas, antitóxicas y estimulantes de las defensas de los aceites esenciales de las plantas aromáticas y de las especias de cocina. Además, la gran variedad de sus funciones químicas, que actúan de forma energética y con un gran poder cicatrizante.»

Recientes trabajos científicos han definido los diferentes constituyentes de las esencias (vitaminas, hormonas, antibióticos y otras substancias activas) y revelado el principio de su acción terapéutica. La aromaterapia no pretende disfrutar de una exclusividad polivalente, pero su acción desintoxicante, tonificante y reequilibradora permite asociarla con otras terapias para permitirle actuar con mayor eficacia.

Como consecuencia de su concentración en principios activos, los aceites esenciales pueden combatir con validez un determinado número de afecciones pulmonares, rinofaríngeas, hepáticas, uterinas, intestinales, urinarias y cutáneas.

Las bronquitis crónicas, así como, las infecciones de las vías respiratorias encuentran con ellos una cura definitiva. Las fermentaciones intestinales pútridas, las colitis y enteritis son generalmente neutralizadas por el tratamiento aromático. Su acción es igualmente notable contra los dolores reumáticos y sobre el sistema nervioso. Los baños con esencias tonifican y reequilibran el organismo. La sangre y los tejidos se liberan de las grasas y toxinas por la acción depurativa de las esencias. Los aceites esenciales se pueden suministrar, según cada caso, por vía interna, sólo que, en asociaciones, generalmente en forma de gotas (las dosis son siempre escasas si se quiere una eficacia máxima); por vía externa, como linimento para frotaciones, baños, inhalaciones o fumigaciones.

En 1975 se descubrió en Irak un esqueleto de sesenta mil años, al lado de este hombre llamado Shanidar IV se encontraron depósitos de polen, hierba, cana y jacinto racimoso. Los arqueólogos piensan que era un chamán o un líder religioso muy avanzado en el estudio de la botánica.

En uno de los antiguos manuales de medicina, del año 2OOO a. de C., el emperador chino Kiwang-ti describía las propiedades curativas del ruibarbo y la granada. Aún antes, los jeroglíficos cuentan que los egipcios usaban plantas medicinales en el proceso de momificación, y sus sacerdotes, que eran médicos de la época, prescribían mirra como antiinflamatorio, y también para deleitar el olfato y agradar a los dioses.

El primer aromaterapeuta de la historia fue el griego Teofrasto, que escribió un tratado llamado: «Relativo a los olores», en el cual analizaba los efectos de los distintos aromas en el pensamiento, el sentimiento y la salud.

Dice Martha Szaga, especialista en aromaterapia: «Los olores siempre han tenido relación con la divinidad, y se utilizaron en las grandes ceremonias. Los tres Reyes Magos le ofrendaron al niño Jesús además de oro, incienso y mirra. El incienso calma el estrés físico y despierta la conciencia del alma: mientras que el aroma del segunda calma los miedos y resuelve la ansiedad sobre el futuro».

La historia guarda otra infinidad de anécdotas que entremezclan vidas y aromas. En la Edad Media las cofradías de boticas que se establecieron en el norte de Europa, jugaron un papel importante durante los trágicos días de la peste negra. Quemaban incienso resinoso de pino ciprés y cedro en las calles, habitaciones de los enfermos y en los hospitales. Los perfumistas que proveían el incienso resultaron inmunes a la enfermedad que arrasó con buena parte de la población. En la actualidad, pruebas científicas han confirmado la acción antibacteriana de esos aceites esenciales naturales.

Pero la aromaterapia moderna nació en Francia, en 1928, por accidente. Un químico francés, René Gattefosse se quemó la mano en su laboratorio, recordó que la lavanda curaba quemaduras y sumergió la mano en lavanda pura. Se curó tan rápidamente que comenzó sus investigaciones para establecer cómo los aceites esenciales penetran por la nariz y la piel, y actúan sobre el sistema nervioso.

González Firpo, quien se formó en la Argentina y en Inglaterra, cuenta: «Los pacientes consultan por diferentes síntomas: dolores musculares, contracturas, tensiones, dificultades para dormir, cansancio crónico, falta de energía. Después de un cuestionario sobre su estilo de vida, alimentación y actividad, el aromaterapeuta está en condiciones de seleccionar los aceites esenciales adecuados para cada persona, y cada caso en particular.»

Estos aceites pueden pasar a formar parte de la preparación que se utiliza en un masaje; o ser inhalados a través de un pequeño vaporizador (de vela), o aromatizar las aguas de un baño de inmersión. Lo importante es que a partir de allí una variedad de aromas plácidos y bellos lo envuelve, devolviéndole bienestar, serenidad.

Martha Szaga afirma: «La madre tierra guarda sus dones en la energía de sus frutos, de sus flores, sus hierbas, sus maderas, depende de sus aromas y de cómo los utilicemos que podamos recuperar la magia natural de los aromas.» La única precaución es utilizar aromas realmente naturales. En aromaterapia las «falsificaciones» son frecuentes, un aroma artificial simplemente anula el tratamiento, porque los aceites de las plantas tienen componentes químicos particulares, que no se pueden reproducir en laboratorios.

La divulgación de esta terapia holística ha comenzado en América, pero en Francia ya está reconocida oficialmente y en Gran Bretaña sus principios se utilizan en sanatorios y hospitales, para contribuir a la recuperación de los pacientes.

El poeta Kabir decía: «En tu cuerpo está el jardín florido. Siéntate en los mil pétalos del loto y aspira desde allí la belleza infinita» y tal vez tenga razón: el olfato parece ser el sentido que más nos conecta con nuestra intimidad, con los silencios enriquecedores del alma.

El Dr. Edward Bach (Flores de Bach) comenzó sus investigaciones y el posterior descubrimiento de sus elixires entre los años 1930 y 1936. á‰l como otros tantos hoy en la actualidad, afirmaba que la esencia del mal o enfermedad se encontraba en el alma de la persona y no en su cuerpo. Esta falta de armonía entre el elemento espiritual y el cuerpo es el origen de actitudes conflictivas que casi siempre determinan una reducción de la capacidad energética del individuo, permitiendo así la aparición de la enfermedad.

Posteriormente a las investigaciones del Dr. Bach y sus primeros elixires florales, han sido descubiertas numerosas esencias de diferente procedencia, aunque casi todas de origen vegetal.